La investigación en salud es el estudio sistemático que sigue todas las pautas del método científico, para buscar la solución a un problema de salud.
En la primera fase de la investigación, los sujetos del estudio suelen estar sanos (con excepción de los estudios de fármacos oncológicos, los que se usan para el tratamiento del cáncer), mientras que en las últimas fases deben ser portadores de la enfermedad que se estudia.
El objetivo de la investigación farmacológica es describir interacciones, relaciones y asociaciones genéticas, inmunológicas, fisiopatológicas y farmacológicas de las células del paciente; además, pretende descubrir, verificar o identificar los eventos adversos de las nuevas vacunas, fármacos, técnicas, procedimientos, productos de la investigación o todos ellos juntos.
Esto ha dado como resultado importantes avances en la medicina.
Para que una vacuna o medicamento llegue al mercado es necesario que se realicen pruebas que demuestren su seguridad, eficacia, eficiencia y efectividad, mediante ensayos preclínicos y clínicos controlados. Por eso, resultan indispensables los estudios de farmacocinética (cómo transforma el organismo al fármaco), farmacodinamia (lo que el fármaco le hace al organismo), la no-inferioridad a otras vacunas o terapias, y las pruebas después de su comercialización.
Ninguna de las fases de la investigación es menos importante, porque todas arrojan datos indispensables para el conocimiento de la vacuna o medicamento, que permiten desde el diseño de un excipiente adecuado (el vehículo donde va el fármaco) hasta la determinación de la vía de administración, la posología y el intervalo de las dosis; además, indican tanto los efectos adversos en el paciente como también sus interacciones con otros medicamentos. La toxicología acompaña al fármaco desde que es un candidato hasta que se convierte en medicamento y se lo comercializa. Como se ve, el desarrollo de nuevos fármacos es un evento multidisciplinario.
Para que la investigación sea valedera, es necesario además que el estudio se haga a-doble-ciego: ni los individuos de los grupos investigados ni los investigadores saben en qué grupo están ubicados los individuos vacunados, hasta que una persona especializada en recolección de datos y estadística muestra los resultados.
Estos resultados se analizan de acuerdo con las variables individuales (raza, sexo, peso, edad, etc.), geográficas y socio-culturo-económicas de la(s) población(es) estudiada(s).
Tras la publicación de estas investigaciones, se unen en bases de datos agrupadas en esas variables, nacionales o internacionales, para la formación y entrenamiento de los nuevos profesionales de la salud y, después de su graduación, para la actualización permanente en su especialidad.
Teniendo en cuenta todo este procedimiento científico se comprenderá lo poco válida que resulta la opinión personal de un médico o los testimonios de algunos pacientes sobre su enfermedad o cualquier tratamiento.
Hoy, sin embargo, hay miles de cibernautas que dicen haber “investigado”, simplemente porque vieron unos cuantos videos en YouTube, casi siempre de personajes de los que se afirma que son médicos con muchos años de experiencia, casi siempre perseguidos internacionalmente por querer desvelar secretos guardados por laboratorios farmacéuticos o de multimillonarios que se unen a ciertos gobiernos con el fin de establecer “un nuevo orden mundial”, casi siempre críticos acérrimos de las entidades de salud nacionales e internacionales (como la Organización Mundial de la Salud) y casi siempre mostrando testimonios de pacientes curados con métodos casi siempre sencillos y baratísimos.
You must be logged in to post a comment.