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¿Adultos?

Posted by Mauricio Rubiano Carreño on January 23, 2022

Tanto en Canadá como en los Estados Unidos y otras naciones se ha establecido el criterio de que a los 18 años los hijos tengan todas las libertades. Se ha popularizado entre los padres la idea de que a esa edad ya son adultos y, por consiguiente, que la educación que se les debe dar llega hasta ese momento: se desentienden por completo de lo que les pueda ocurrir a esos jóvenes, y los lanzan al mundo, recomendándoles exclusivamente no adquirir enfermedades de transmisión sexual y evitar los embarazos. Esos jóvenes se van a trabajar o a estudiar en universidades y viven en apartamentos o residencias estudiantiles, en donde se desenfrenan totalmente, especialmente a través de la promiscuidad sexual. Como en los años anteriores —los escolares— se les ha enseñado la misma “moral” sexual de sus padres, basada solamente en el criterio de evitar hijos y enfermedades de transmisión sexual, lo que hacen en ese momento es usar el condón y otros métodos anticonceptivos, teniendo relaciones genitales con cuantos(as) puedan.

El repetidísimo argumento de que ya son adultos, y que por eso pueden hacer todo lo que quieran, los llevó a una concepción totalmente desviada de la naturaleza de la genitalidad, de la sexualidad y hasta la de su propio ser. Por esto, conviene dejar en claro estos tres conceptos:

  1. Uno de los componentes léxicos de la palabra genitalidad es genitare, que significa generar, producir, engendrar. Con esto queda claro que la palabra genitalidad se refiere a la procreación.

  2. Sexualidad, por el contrario, significa sexo, división, sección, mitad en busca de otra mitad. La sexualidad está impresa en todo el organismo humano: hay quienes tienen cromosomas Y en todas las células de su cuerpo —los varones— y quienes no los tienen: las mujeres. Así se deduce que la sexualidad es un concepto mucho más amplio que la genitalidad, y que involucra todo el comportamiento que se puede desarrollar entre un hombre y una mujer.

  3. Para entender el tercer concepto, la naturaleza o esencia del ser humano, debemos saber que, a diferencia de los animales que poseen un alma sensible y de las plantas que poseen un alma vegetativa, los seres humanos tienen un alma espiritual; la Academia de la Lengua nos informa que esta alma es racional e inmortal, lo que nos da una idea de nuestra dignidad, es decir, de nuestro valor: las acciones de los seres humanos poseen una trascendencia de la que carecen los demás seres. Otra característica propia del ser humano es la libertad: las plantas y los animales siguen el inexorable decurso de su naturaleza y no pueden escapar de sus leyes, pero el ser humano posee un atributo que lo hace capaz de ir en contra de su finalidad propia: la voluntad. El ser humano es el único, entre todos, que puede realizar actos en contra de su propia realización, contra su propia felicidad.

Como lo expresamos tres párrafos atrás, por ser racional, el ser humano es capaz de comprender que la genitalidad está en su cuerpo para procrear: quien estudia aun someramente la constitución anatómica y fisiológica de los genitales masculinos y femeninos aprende que todo en ellos está orientado a la procreación: la cópula sexual prepara todo para que los espermatozoides salgan en búsqueda del óvulo con el fin de penetrar su membrana y producir una nueva vida. Quiere decir esto que, aunque se produce placer en la cópula, la genitalidad tiene como finalidad la generación de nuevas vidas humanas, del mismo modo como el hecho de ingerir alimentos tiene como finalidad la nutrición de nuestro organismo, aunque se sienta placer al alimentarse. Por esto mismo, es fácil entender que comer desaforadamente, tal y como lo hacían los romanos al comienzo de la era cristiana, produciéndose el vómito para seguir disfrutando del placer de alimentarse, raya en la perversión. Asimismo, podemos detectar esa perversión en quien realiza los actos genitales con la sola finalidad de producirse placer. Estos dos ejemplos muestran como la libertad del ser humano puede ser utilizada en contra de su propia naturaleza.

Es importante aclarar aquí que el hecho de que no siempre se conciba un ser humano nuevo tras una cópula sexual no significa que la finalidad de los genitales sea otra: está en la misma naturaleza de la mujer no ser fértil todos los días de su ciclo menstrual; por ende, las relaciones sexuales que se tienen durante ese periodo no dejan de ser naturales. El desorden aparece cuando se violan las leyes de la naturaleza, como se hace con el condón, los demás anticonceptivos y las mutilaciones (la ligadura de las trompas de Falopio en ellas y de los conductos deferentes, en ellos). En otras palabras, todo encuentro genital entre un hombre y una mujer abierto a la vida está acorde con su propia naturaleza, es decir, con su propia dignidad; por el contrario, las relaciones genitales que se realizan con la única finalidad de producirse placer mutuo pervierten el valor del ser humano.

A todo lo dicho, debe sumarse otra idea esencial en la naturaleza humana: Como se había dicho anteriormente, el ser humano tiene un alma inmortal y, por ende, trascendental. Esto quiere decir que la entrega entre un varón y una mujer, para que sea una entrega verdaderamente humana, debería darse en todos los planos en los que se desarrollan esas vidas humanas: el biológico, el afectivo, el emocional y el espiritual. Dicho de otra manera, debería ser una entrega mutua, total, sin condiciones y hasta la muerte. Sólo en este marco se entiende la cópula genital como la expresión máxima de un amor humano auténtico: el ápice de esa misma entrega. En consecuencia, las relaciones genitales que no se dan dentro de este marco que se acaba de describir carecen de las características fundamentales para considerarlas amor auténtico, verdaderas entregas humanas. Y esto es, precisamente, lo que está destruyendo el criterio aducido al comienzo del artículo: que los jóvenes de 18 años ya son adultos y pueden hacer lo que quieran con su genitalidad: llegan después al matrimonio —si es que se casan— con el cuerpo marchito y el alma desencantada. Esto explica el altísimo índice de fracasos matrimoniales, de divorcios y de tanto dolor para los hijos concebidos que, sin haber recibido un ejemplo totalmente humano de la relaciones sexuales y genitales, serán incapaces de construir una vida conyugal feliz y, mucho menos, una vida familiar luminosa, apacible y alegre —como debería ser—, que salvaguarde la estabilidad emocional de los hijos y propicie la madurez de sus afectos.

Decía Mahatma Gandhi que el ser humano es el único que puede hacer y, sobre todo, cumplir promesas y votos. Por esto y todo lo anteriormente dicho, siempre se ha recomendado que las relaciones genitales se den dentro del matrimonio, expresión máxima del compromiso que adquieren los contrayentes de luchar por la mutua felicidad, siendo fieles hasta la muerte y dando lo mejor de sí; y esto no lo puede realizar la persona esclavizada por el placer, sin dominio de la voluntad, la que hace verdaderos adultos (no una determinada edad), y única con la que se puede forjar la felicidad auténtica.

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7 reglas para los residentes de edificios de apartamentos

Posted by Mauricio Rubiano Carreño on August 19, 2016

 

Señor residente:

 

 

 

Las siguientes son unas recomendaciones que le hacemos para hacer de la nuestra una comunidad más salvaje e inculta:

 

  1. Las plantas: Pase por encima de las plantas, para dañarlas y afear el edificio

 

  1. La basura: Arroje basura en las pequeñas canecas que están a la entrada del ascensor; estas están destinadas para que usted bote hasta paquetes grandes que no quepan

        En el depósito, coloque la basura como le dé la gana

        Arroje basura por la ventana de la cocina: caerá en el patio de los apartamentos del primer piso

 

  1. El ruido: Procure hacer ruido, para favorecer la intranquilidad de todos, especialmente los sábados por la tarde y los domingos; y también los viernes por la noche: recuerde que hay personas que trabajan los sábados

        Grite, para no perturbar la paz de los residentes de los otros apartamentos

 

  1. Los parqueaderos: Parquee donde le dé la gana, procurando quedar encima de las líneas delimitadoras de cada garaje o en el parqueadero de al lado

        Pídales a sus familiares que se anuncien en la entrada, desde el carro, para interrumpir la entrada

        Si escucha sonar una alarma de un carro, no se preocupe en lo más mínimo: que los demás se la aguanten

 

  1. Las zonas comunes: Permita que sus hijos jueguen fútbol: además de que eso quita la tranquilidad, podrían romper un vidrio de otros apartamentos

        No le importe si sus hijos adolescentes y jóvenes se queden de noche tomando licor e interrumpiendo el sueño de los demás

 

  1. Pago de la administración: No pague la cuota mensual de administración; salga siempre en la lista de morosos

 

  1. La cultura: Propicie las malas costumbres; ejemplo: nunca salude a nadie, no se gaste diciendo: “Buenos días”

 

 

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